Qué no pensar en un keiko/shiai
El objetivo final en kendo es tener el corazón vacío ( Fudōshin 不動心 Corazón imperturbable, o Mushin 無心 corazón vacío del que ya hablamos en otro artículo). Eso no quiere decir que no haya que pensar. Todos los maestros de kendo suelen insistir en que en Kendo hay que pensar. Pensar, que no divagar. Aprender a pensar durante un enfrentamiento será un trabajo continuo y a largo plazo, pero aparecen algunas pistas que nos avisan cuando no vamos por buen camino. Pensamientos que debemos reconocer y apartar inmediatamente.
- Voy a perder. La más importante, la mejor manera de perder es que nosotros pensemos que va a pasar. Aunque quede un sólo segundo hay que estar convencido de que podemos ganar.
- Voy a intentar algo nuevo. Con esto me refiero a algo que no hemos entrenado nunca. Una técnica que nunca hemos intentado en un keiko. Las herramientas que tenemos suelen ser suficientes. Lo que nos falta es confianza y emplearlas correctamente.
- Los árbitros no levantan. Este pensamiento es triplemente pernicioso. Primero porque no es cierto, los árbitros son imparciales y levantan lo que les parece ippon. Si no levantan intenta hacer más correctamente. Segundo, la atención que le prestas a los árbitros se la dejas de prestar al oponente. Por último, debes tener claro que la victoria sólo depende de ti.
- Enfadarse. Esto es lo opuesto al Fudōshin. Ya sea porque has recibido un golpe fuera o porque vas perdiendo, enfadarse es la mejor manera de equivocarse y perder.
- Subestimar. No hay adversario pequeño. Piensa que es imposible que te gane y te ganará.
- Siguiente combate. Es un poco parecida a la anterior. Si ya das este combate por ganado y empiezas a pensar en el siguiente te puedes llevar una sorpresa.
- Ya he ganado. No te relajes. Incluso después que que acabe el tiempo podrías haberte equivocado, puede haber un desempate. Siempre al pie del cañón.
- Es imposible. Es imposible ganar, él sabe más que yo. Es imposible meter un men a alguién tan alto. Es imposible hacer ippon porque se protege todo el tiempo. La única verdad es que sólo dependes de ti mismo y lo que no crees que puedes hacer es lo que se vuelve imposible.